16.4.13

La linde del bosque (Brenda Hillman)

Se elevó el infinito:
jadeo de esmeraldas.

Me pareció sentir
los encumbrados árboles nocturnos
entre ellos,

ninguna exactitud,
una espera siquiera
conocida hasta ahora. 

Levanté mi violeta;
ningún olor.
Hizo que adentro una señal
chirriara,

murciélagos, ceceos orgullosos;

ah, sus pequeñas cosas,
su aliento: los pulmones de un cuadro

me arrastraron
en cuatro direcciones, con sus planos
cuadrados, tal como yo
hice mi buen cuadrado:

vos yo
vos no yo
no vos yo
no vos no yo

ritual de la esperanza
cuyo peso no se ha determinado